En este blog, el experto en contraterrorismo internacional Dror Michman describe los complejos retos a los que se enfrentan hoy en día los organismos del orden público y los servicios de inteligencia, y cómo la tecnología basada en la IA puede ser parte de la solución.
El escenario de la inteligencia ha cambiado
Los organismos del orden público y los servicios de inteligencia operan en un mundo muy conflictivo y esto tiene muchas repercusiones. En esta época de cambios tecnológicos y geopolíticos sin precedentes, las herramientas tradicionales de inteligencia no están a la altura de las complejas variables.
Amenazas globales como el terrorismo, el tráfico de personas y el crimen organizado, entre otras, han provocado una inestabilidad crónica. Aunque hoy en día la metodología básica de investigación sigue siendo la misma que antes (es decir, evaluar lo que piensa la gente, cuáles son sus interacciones, a qué conducen y sacar conclusiones sobre sus posibles intenciones y motivos), los medios de comunicación, las fuentes de información y las tecnologías son totalmente diferentes. Los investigadores se enfrentan a un mundo totalmente nuevo de retos de inteligencia que requieren un conjunto de herramientas de investigación más sofisticadas.
La era de las fuerzas militares tradicionales también está llegando a su fin. Estamos experimentando una tendencia creciente en la guerra cognitiva, que tiene como objetivo la influencia “suave” en el pensamiento, la emoción y el comportamiento para dar el poder y el control a los actores malintencionados.
Los gobiernos se enfrentan a nuevas amenazas
En la compleja realidad actual, los gobiernos deben enfrentarse a un amplio abanico de amenazas externas e internas en múltiples frentes, y muchas de ellas serán amplificadas como consecuencia de la pandemia de Covid. Entre las amenazas externas figuran el terrorismo, que puede haberse detenido en cierta medida durante la pandemia, pero que no ha desaparecido y es probable que vuelva en oleadas, el tráfico de personas, la ciberdelincuencia, el ciberterrorismo y la guerra cognitiva o neuronal. Las amenazas internas incluyen el aumento de la política de identidad, las fuerzas antidemocráticas y la fragmentación de la sociedad en endogrupos y exogrupos.
Qué significa esto para los organismos del orden público y las agencias de inteligencia
Podemos resumir esta nueva realidad en una sola frase: “inestabilidad crónica en busca de soluciones”.
Cuando hablamos de “inestabilidad crónica en busca de soluciones”, no nos referimos a las grandes amenazas “conocidas” que ya están siendo vigiladas por los servicios de inteligencia. Esto es algo con lo que los gobiernos están familiarizados. En cambio, ahora estamos hablando de nuevos grupos que se establecen a cada momento, con nuevas agendas, desconocidas para los organismos, que forman alianzas diversas e inesperadas y que pueden llevar a cabo actos violentos extremos e inesperados.
Hoy vemos que diferentes grupos se organizan espontáneamente en torno a ideas a corto plazo. Por ejemplo, los individuos que deciden cometer un atropello en el Capitolio o un disturbio en Portland o un ataque a una sinagoga en París, y que lo hacen junto con grupos anarquistas en el Oriente Medio, y que consiguen financiar sus actividades a través de un grupo de crimen organizado en Moldavia, etc.
Se trata de una situación espontánea y muy fluida de asociaciones y alianzas a corto plazo que surgen de la noche a la mañana y que no se basan en ideologías comunes, sino en intereses compartidos a corto plazo que pueden durar semanas o meses. Todo se puede organizar y ejecutar muy rápidamente y puede ser habilitado por las nuevas tecnologías, desde las redes sociales y el cifrado hasta la web profunda y oscura.
Las soluciones que necesitan los investigadores para combatir esta nueva inestabilidad crónica
Dado que estos nuevos tipos de actividades son intrínsecamente reactivos y muy espontáneos, los investigadores deben ser capaces de hacer evaluaciones y llegar a conclusiones con mucha rapidez. La capacidad de realizar análisis muy rápidos es fundamental, al igual que la capacidad y las herramientas para analizar rápidamente grandes cantidades de datos y extraer información aprovechable.
La mayoría de los actores espontáneos organizan sus planes a través de las redes sociales y dejan huellas digitales que pueden ser analizadas. Los investigadores necesitan las herramientas de investigación adecuadas que les permitan rastrear las actividades en línea, contextualizarlas para entender lo que los posibles actores malintencionados están planeando y prevenir posibles ataques. Aquí es donde las tecnologías basadas en la IA pueden marcar una gran diferencia, conectando los puntos de los grandes datos y proporcionando ideas y análisis relevantes, que permitan a los investigadores descubrir rápidamente las posibles amenazas e incluso predecir lo que pasará después. Al utilizar estas herramientas, los investigadores pueden ser parte de la respuesta y, por lo tanto, de la solución.
Dror Michman se ha desempeñado durante muchos años en importantes funciones en el ámbito de la seguridad. Su trabajo se centra en la lucha contra el terrorismo, la cooperación internacional en materia de inteligencia y los asuntos regionales de Medio Oriente. Ha sido miembro visitante del Center for Middle East Policy en Brookings y ha recibido el Premio de Defensa de Israel y el premio a la excelencia del director de la Oficina del Primer Ministro.