Remontándose a sus días como ejecutivo de la CIA, Hendrik van der Meulen de Voyager Labs ha visto cómo el mundo de inteligencia integró las tecnologías avanzadas en sus operaciones diarias. Recientemente nos reunimos con él para saber qué es lo que actualmente piensan los principales expertos en inteligencia.
Empecemos analizando algunos de los rumores que ha escuchado mientras habla con las agencias gubernamentales. Sé que habla con ellos con frecuencia, pero ¿qué ha cambiado este año?
Para mí, la tendencia notable es que tanto los «profesionales/operadores» como los responsables de la toma de decisiones en los departamentos y agencias gubernamentales que la capacidad de analizar datos no estructurados de fuentes abiertas puede marcar una gran diferencia para ser eficaz y abordar las prioridades y los desafíos de la misión más urgentes. A menudo notamos que alrededor del 80 por ciento de los datos que están disponibles a nivel mundial están en forma no estructurada. Ese es un concepto nebuloso, pero tiene implicaciones críticas. Significa que hay mucho por saber y comprender sobre personas, redes, organizaciones y temas de interés que se pueden desenterrar con las mejores tecnologías. Al aprovechar esta información disponible públicamente, los analistas pueden contrarrestar a personas, grupos y actores transnacionales hostiles, criminales y violentos.
Las agencias federales tienen muchos datos a su disposición, pero encontrar la información correcta suele ser complicado. Si usted es un investigador, ¿por dónde empieza?
Hemos descubierto que a la mayoría de las agencias federales no les faltan pistas o casos en los que están trabajando. Por el contrario, agradecen la ayuda para encontrar una capa de datos actualizada y de código abierto que les ayude a informarse sobre las prioridades y corroborar sus resultados. Obtienen su información de una cantidad de fuentes sensibles; lo que valoran es la capacidad de actualizar, refrescar y traer una «visión actual» de los datos de fuente abierta para avanzar en sus investigaciones y búsquedas, encontrar pistas nuevas e inmediatas para cerrar casos, o llegar a conclusiones altamente confiables sobre amenazas y respuestas.
Un problema que parece haber cobrado fuerza es la aplicación de la IA a la recopilación de inteligencia. Basado en lo que ha oído, ¿dónde está esta mayor necesidad?
Hay una creciente apreciación en el gobierno federal, y esto se aplica igualmente a los gobiernos fuera de los EE. UU., de que la mayoría de los analistas e investigadores están sobrecargados y pierden su valioso tiempo y capital intelectual realizando funciones analíticas «manuales» o de memoria que se pueden asignar a una máquina, a un algoritmo. El error que cometen algunas empresas y expertos en tecnología es presentarlo como una sugerencia de que el aprendizaje automático y la inteligencia artificial pueden reemplazar a un investigador, detective, soldado de operaciones especiales o analista experimentado. Sabemos que no hay forma de reemplazar el «instinto» y la sensación del objetivo, que el valor que aportamos es ayudar a esos especialistas altamente capacitados a liberar su tiempo para enfocarse en información de alto impacto y de orden superior para informar a los tomadores de decisiones tan pronto como sea posible sobre la relevancia de los miles de millones de nuevos puntos de datos que se generan todos los días en fuentes abiertas.
Ha hablado de OSINT como una fuerza para contrarrestar el aumento del terrorismo interno. ¿Hay alguna forma de ser proactivo en lugar de reactivo ante este tipo de amenazas?
Las similitudes en los fenómenos del terrorismo interno y extranjero están bien establecidas por los gobiernos que los tratan y los académicos expertos que los estudian. Los terroristas nacionales e internacionales y los extremistas violentos están aprovechando al máximo las plataformas de código abierto que tienen a su disposición para propagar sus tendencias extremistas: reclutar nuevos miembros, justificar sus posiciones y acciones, y crecer como fuerza en las sociedades. Es fundamental mantener una comprensión constante del desarrollo de este fenómeno, discernir su impacto y tendencias y, utilizando información de fuente abierta, identificar a aquellos que están dispuestos a cruzar la línea de filosofías equivocadas a acciones ilegales y violentas contra gente inocente.
